El Celta roza la perfección y alcanza el liderato con su sexto triunfo

Roberto Lago, David Rodríguez y Joan Tomás plasmaron en goles el aluvión de juego del equipo celeste

Los vigueses convirtieron al Alcorcón en un juguete que tuvo que recurrir a las tarjetas para defenderse

Autor: X.R. Castro

El Celta vive en una nube de ilusión. El sexto triunfo consecutivo conduce al conjunto vigués al liderato. El premio a un partido redondo ante el Alcorcón, un equipo que infundía respeto en Vigo y que tan solo pudo frenar a los vigueses a golpes. Haciendo uso de su tremenda pegada el cuadro celeste abrió el marcador con prontitud y en el arranque del segundo tiempo sentenció. Ayer no solo fue letal, sino que desterró cualquier duda para crear juego. Se hincharon a dar pases, a combinar y a desarbolar al rival.

Herrera ponía en duda la posibilidad de cuajar un partido completo, pero no le faltó mucho. La perfección no debe estar demasiado lejos. También tenía miedo de que el halago debilitase a los suyos, pero lo único que hizo fue enchufarle una dosis de poderío que dejaría en mal lugar cualquier sustancia prohibida.

Porque el Celta no se anduvo con rodeos. Salió al campo a dar un golpe de autoridad. A saldar cuentas pendientes con el Alcorcón por la vía rápida. No estaba Trashorras, pero De Lucas enseguida se erigió en el guía celeste. Se cayó al centro y de sus botas salieron los primeros avisos. Una falta lateral, una asistencia a David y una galopada que no resolvió por centímetros. Los madrileños estaban acantonados y solo podían cortar el aluvión con un par de prematuras tarjetas.

Pero el Celta se ha acostumbrado a marcar en los albores de cada partido y no quería faltar a su cita. Por eso apareció el mejor asistente, Joan Tomás, para dejar un balón que Roberto Lago empaló con todo el alma.

El tanto sacó el perfil calculador celeste y dejó al partido en una batalla de la franja ancha, porque los alcorconeros tampoco expusieron lo más mínimo. A través de la posesión, fue el Celta quien pudo llevarse el segundo al descanso. Un carrerón de De Lucas acabó con el balón en el palo y otro de David se estrelló en el cuerpo del portero. El talaverano hizo los deberes nada más regresar del vestuario cuando introdujo en la red una nueva asistencia de Joan Tomás. Un minuto, tres pases y para dentro. Pero el segundo no sació la ambición celeste y por dos veces David tuvo el tercero en medio de un aluvión de juego local.

Pero todavía Joan Tomás no había dicho la última palabra y el más rentable de todos los jugadores sentenció con un disparo cruzado. El tercero era el pasaporte para el liderato. Otro motivo para soñar.

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