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El Barça se lleva media Liga del Pizjuán

Pese a adelantarse 0-3 y jugar con un futbolista más casi toda la segunda mitad, los de Guardiola acabaron pidiendo la hora en Sevilla

Autor: Xurxo Fernández

El palmarés del Barça cuenta desde ayer con media liga más gracias a un fútbol soberbio de casi 70 minutos de duración. Fue precisamente ese casi, el que va del minuto 68 al 71, el que provocó un final de partido agónico, con los culés pidiendo a gritos la hora ante un rival con diez al que el árbitro escamoteó un penalti.

El tramo final del choque ofreció un giro espectacular e inesperado al guión tejido por Guardiola y Xavi y ejecutado por tres pedazos de futbolistas que no levantan más de metro setenta. Eso es exactamente lo que mide Bojan, el autor del segundo tanto de su equipo en el Pizjuán y feliz vencedor de la pelea por el puesto de ariete con el gigante sueco Ibrahimovic. A un centímetro del de Linyola, Pedro y Messi, resto del trío goleador de una noche que pintaba fenomenal y rozó la pesadilla.

La presunta tensión que debía atenazar al Barça en el duelo clave duró exactamente un suspiro. Eso tardó Maxwell en demostrar que lo de Xavi es contagioso. El lateral trazó una diagonal sin apartar la bola del pie y levantó la cabeza justo a tiempo para ver a Messi, al que alcanzó con un pase picado. El argentino la mató con el pecho y se revolvió para cruzar el cuero a Palop. La muralla que había apartado al Barcelona de la Copa no aguantaba ni cinco minutos en Liga.

Los de casa se rendían pronto y el rival hacía sangre a su gusto sin perder la costumbre de jugar, casi exclusivamente, en campo ajeno. El Sevilla ni la olía y Navarro se volvía loco para tapar por turnos a cada miembro del tridente culé. Bojan, Pedro y Messi se turnaban para acompañar a Alves en las acometidas por la derecha, el punto débil de los andaluces.

Pudo marcar el canario en una arriesgada salida de Palop, pero fue Bojan el que hizo el segundo, aprovechando un pase al primer toque y sin dejarla caer de un centrocampista de lujo. Xavi no encontró freno alguno en Renato y Zokora. Cuando arriba juega el trío de menudos, al cerebro culé se le multiplican las posibilidades de pase. Para el 0-2 optó por buscar entre líneas al suplente del jugador más caro de su equipo. Guardiola dejó los millones aparcados en el banquillo y así todo fue más fácil.

Navas era la presunta amenaza de los locales, que se jugaban la plaza Champions, pero el poco peligro del Sevilla corrió a cargo de Capel, en la banda opuesta. Y la única ocasión se la tapó Valdés a Kanouté. Antes Messi había enviado fuera la presunta sentencia del 0-3.

Aluvión de ocasiones del Barça

Presunta solamente, como se demostró en la segunda parte, cuando un nuevo aluvión de clarísimas oportunidades culés para ampliar la cuenta, culminó en un buen chut de Pedro que acabó en la red. Para entonces, los andaluces ya jugaban con diez después de que Konko recibiera la segunda amarilla.

La duda parecía residir únicamente en saber si el Barça podría salir campeón del césped del Pizjuán, con el Madrid sufriendo en el Bernabéu. Pero entonces, todo pasó: Bojan falló el cuarto a puerta vacía, Kanouté aprovechó su clase y un mal cruce de Puyol y Luis Fabiano sacó rendimiento a un rápido saque de falta de Zokora. De un partido muerto a un 2-3 en cuatro minutos.

Con el Barça perplejo y asustado, Piqué cometió la que pudo haber sido la gran pifia de su carrera y largó un inocente empujón a Kanouté en medio de una jugada intrascendente. Pero el árbitro miró para otro lado mientras el Barça apuraba los últimos minutos de una extraña película que puso a Guardiola en camino del séptimo Oscar de su carrera.

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